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Sistemas de posicionamiento



Según parece, la cosa está en tomar posiciones, igual que en un juego de tablero, y asumir si uno compite desde el centro o desde la periferia. Lo mismo se aplica tanto a los poetas de vanguardia como a las aves migratorias. 
Al ornitólogo alemán Wolfgang Wiltshko no le interesaba mucho la poesía, por eso dedicó su vida al estudio de esos otros seres alados, más pequeños y maleables. Cada mañana se preguntaba, como si fuese lo único importante, cómo hacían para orientarse los pájaros durante sus períodos migratorios. Después de numerosas investigaciones, contando una interminable lista de disecciones, llegó a la conclusión de que ciertos pajarracos vienen dotados de cristales de magnetita en sus cerebros, lo que les proporciona una suerte de brújula natural, la capacidad de seguir el curso de campos magnéticos. La Academia de Ornitología aplaudió este descubrimiento y hoy por hoy Wiltshko se vanagloria de haber visto su rostro regordete dibujado junto al petirrojo europeo en el dorso billete de catorce marcos, una semana antes de que el Euro viniera a unificar todas las monedas. 
Cuentan los que a menudo callan, que fue su discípulo Richard Ruben el único que se atrevió a contradecir al maestro. La teoría de Ruben era diametralmente opuesta: decía que, en realidad, ciertos cristales de magnetita vienen dotados de pájaros con el fin de alcanzar determinadas trayectorias, y que todo comportamiento, tanto terrestre como sideral, no es otra cosa que el síntoma de intensidades magnéticas solapadas. 
Ya nadie recuerda a Richard Ruben, salvo algunos silenciosos poetas que se saben inmejorablemente periféricos y que nunca verán su cara impresa en la moneda corriente. 

Publicado en En Otro Orden de Cosas  #1 - otoño 2017

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