Un padre hipertenso engendra un hijo híper tenso. Algo coherente con el
narcisismo hereditario. No es cuestión de genética, esa ciencia de lo
inevitable que traza árboles familiares para cada patología. Sospecho que es en lo falible de la ciencia
donde habita lo posible. Ahí donde intenso e intencionado suenan igual.
Pero no todo está perdido. Poner al lenguaje a desactivar dispositivos
es un acto de desobediencia genética, a la vez que sugiere un ejercicio de
libertad plena.
Condicionado a aparentar una erección perpetua, adopto un camino huérfano, el de la languidez. Me vuelvo permeable, esponja, lengua, y la sangre corre.
El(h)ijo no morir en un ataque de hipo, ni de inflexibilidad Que mi muerte ocurra en un fluir apacible, dejándote correr adonde se te antoje.