Ir al contenido principal

Bastardilla transdimensional

Calificar a la criptozoología como la ciencia con menos margen de error no sería más desopilante que decir que es la ciencia del equívoco. Incluso uno puede llegar a enunciar ambas aseveraciones sin contradecirse. Se trata, entonces, de una forma de ver. Lo cual la diferencia de las demás ciencias. No tiene sentido entrar en dicotomías como razón y fantasía, o cartesianismo y spielbergismo. Mejor todavía, entender que la concepción de universos ocultos y animales fantásticos supone casi la supresión de la duda en una lógica simple de formular: si hay lugar a dudas, hay lugar. Cosa que contrasta con la otra fórmula conocida: no hay lugar a dudas de lo que hay
Según esta ciencia que cada día me sorprende más, existe un insecto interdimensional, que solo puede ser visto cuando está en plena metamorfosis y es capturado por una fotografía. Le llaman Rod y es similar a una vara con aletas como tirabuzón y suele aparecerse blanco y brillante saltando de un fotograma a otro. Otras ciencias menos interesantes describen estos fenómenos como ilusiones ópticas o errores de observación. Pero acaso también definen el celeste del cielo como una ilusión óptica, y si eso fuera así, ¿qué nos queda? Literatura. Es todo lo que está alrededor y adentro de estas formas de mirar el mundo. Los que somos militantes de la mirada oblicua participamos al mismo tiempo de la óptica y la criptozoología sin que se nos caigan los anillos. Y buscamos por donde sea, incansables, esos errores o insectos para estudiarlos, no porque nos interese su organismo, sus intestinos fantásticos o su exoesqueleto holográfico, tampoco porque nos guste comprobar qué tanto de falso hay en el mundo que miramos y lo que entendemos de él, sino porque nos provocan, nos cruzan diagonales, nos ponen ovalados, moebianos, rizomáticos, y disparan relatos de toda clase. 
Como pudo escuchársele a Unamuno, todo texto literario debería estar en bastardillas para que el lector se entere de que ahí hay una intención, hay un guiño y sentidos múltiples. Por qué no creer entonces que toda apreciación, por equivocada que parezca, es un posible raro animal, una puerta interdimensional, un otro-yo oculto.

Entradas populares de este blog

Diario #2 - La experiencia artesanal

Mi vieja nos regaló una planta de tomates cherry. Tiene como ocho o nueve tomatitos verdes que van a madurar en el balcón y los vamos a comer. No alcanza para una ensalada, pero sí para darse cuenta de lo distinto que es el sabor de la fruta cultivada sin agroquímicos, a pura agua y sol. A lo sumo un té de ajo y jabón blanco para espantar pulgones y esas cosas. Pero claro que sabe distinto. La industria alimenticia nos fue quitando el sabor de las cosas. Las frutas y las verduras transgénicas crecen fuera de temporada, soportan plagas y pestes, se aguantan el invierno, maduran más rápido, tienen color parejo y andá a saber qué otras cosas, pero ¿y el gusto? Hay otra particularidad que la industria le robó a los vegetales: su capacidad para reproducirse. Ojo ahí: hay algo importante para reflexionar sobre las frutas estériles. Pero no nos adelantemos. Porque este es un diario de escritura. Quiero decir, de publicación, que es lo mismo.  Hubo en Londres un tipo que a mitad del siglo ...

Levrero hipnotista

En lo que sería su última entrevista, grabada a principios de 2004, ocho meses antes de morir, Mario Levrero deja una serie de pautas o bases sobre su relación con la escritura y su concepción del arte. Allí afirma, entre otras consideraciones, que “el arte es crear una especie de máquina de hipnotizar a otra persona para transmitirle vivencias o experiencias anímicas que no se traducen en hechos perceptibles [1] ”. Leer a Levrero supone experimentar esa hipnosis, activar los mecanismos que el autor urdió para hacernos descender a otros niveles de consciencia. Indagar un poco en la naturaleza de ese artificio (valga el oxímoron) nos acerca al concepto de salud esbozado por Gilles Deleuze en La literatura y la vida .   La enfermedad –dice Deleuze– “no es proceso, sino detención del proceso”. Tomemos por caso la novelita Dejen todo en mis manos , cuyo protagonista y narrador, parodia del propio autor, acude a su editor de confianza para publicar una novela porque necesita dinero....

Diario #3 - La cisterna y el manantial

La cisterna contiene, el manantial rebosa. William Blake Hubo un tiempo (creo que muy breve) en el que muchas y muchos de quienes nos dedicamos a escribir incursionamos en la autopublicación digital. Los blogs ofrecían un espacio sin intermediarios, de una escritura fresca y periódica. Cada quien elegía cuánto tiempo dedicarle a la composición del blog, a la edición propiamente dicha. Conocí sitios lindos de navegar, algunos más estructurados que otros, algunos mejor organizados que otros. Algunos imitaban revistas, otros improvisaban blocks de notas. Hubo blogs caóticos en los que a veces estaba bueno perderse y también blogs minimalistas realmente muy bellos. Las redes sociales, que fueron condicionando de alguna manera nuestro modo de relacionarnos con los contenidos, finalmente reemplazaron estos dispositivos de lectura por algo que llamaron micro-blogging. Los mediatizaron, por así decirlo, cumpliendo así con su único objetivo.  No pretendo hacer de esto una especie de elegía ...