Tolkien / El Hobbit
Completando el primer tercio del viaje, el mapa nos devuelve el episodio inolvidable en que nuestro Hobbit compite con Gollum en un certamen de acertijos. El resultado es una imagen profundamente plástica: sobre un fondo negro, dos cosas brillan tenues, una hoja de Gondolin y los ojos verduscos de la criatura; dos deseos compiten, la necesidad de retomar el camino, y el hambre despierto; dos realidades se reflejan en el material de la confrontación, el placer de la comida y las cosas buenas que propone Bilbo, frente a los elementos oscuros que plantea Gollum.
Completando el primer tercio del viaje, el mapa nos devuelve el episodio inolvidable en que nuestro Hobbit compite con Gollum en un certamen de acertijos. El resultado es una imagen profundamente plástica: sobre un fondo negro, dos cosas brillan tenues, una hoja de Gondolin y los ojos verduscos de la criatura; dos deseos compiten, la necesidad de retomar el camino, y el hambre despierto; dos realidades se reflejan en el material de la confrontación, el placer de la comida y las cosas buenas que propone Bilbo, frente a los elementos oscuros que plantea Gollum.
El procedimiento tolkieniano que se repetirá en toda su obra como un patrón, como la proporción de la que están construidas todas las cosas. Es su ladrillito Lego, con el que puso un mundo en pie y otro mundo de rodillas.
"El pobre Bilbo sentado en la oscuridad pensó en todos los horribles nombres de gigantes y obros que alguna vez había oído en cuentos, pero ninguno hacía todas esas cosas. Tenía el presentimiento de que la respuesta era muy diferente y que la sabía de algún modo, pero no era capaz de ponerse a pensar."HBT, p73