Muchas editoriales suelen incluir en sus libros un extracto del catálogo. Por lo general, bajo el título de "Otras obras de la colección" o barbaridades semejantes. Se impone como recurso comercial, como anzuelo al final de la carnada. Sin embargo, una vez pasado de moda el catálogo, lo que queda es un sumario de perfectos desconocidos que poco o nada guardan en común con la obra que uno acaba de leer. Es ahí donde me pregunto si sería posible hacer justicia eligiendo mejor las obras que integren esa nómina, si sería viable adornar la contratapa del ejemplar con una buena red de intertextos, un cuadro genealógico, un rizoma literario.
Nada de invasiones alienígenas, ni metáforas de la sociedad de consumo, ni alguna otra elaborada diacronía sobre la caída de la civilización. Hagamos una película donde los zombis sean zombis, sin vueltas. Guerra Mundial Z gana cuando hace convivir dos fórmulas que parecen opuestas, pero que se complementan muy bien: 1) Menos es más. (El argumento) Sacando una o dos escenas, en las que para que el relato continúe es necesario darle forma de explicación, la película no se detiene en buscarle la vuelta al asunto de los zombis, ni desde las conspiraciones, ni desde un probable génesis científico. Tampoco se narra poniendo el foco en la supervivencia, cosa que ya hemos visto en otros ejemplares del género. Simplemente se apoya en el saber colectivo acerca de estas criaturas y elabora una interminable sucesión de giros, basados en una misma estructura: el plan A no funciona. Desde esa premisa, el relato podría ser infinito. Voy a intentar explicarlo muy brevemente y sin spoilers. Ha...