
Unamuno propone un borramiento de los límites entre texto y paratexto, entre autor y personaje, incluso entre lector y autor. Y lo hace desde un lugar seriamente lúdico, abortando las seguridades binarias realidad-ficción, mentira-verdad, seriedad-humor. Es que se puede ser en serio y en broma, dice, y a mi entender se debe.
No todo es lo mismo, justamente es la heterogeneidad la que permite indefinir.
Confundámonos.