Ir al contenido principal

Mortimer

Los nudillos apoyados sobre la mesada, la boca torcida en una mueca de desprecio, los hombros que le cubren las orejas, y el rayo que se vierte en ángulo desde un sol imaginario hasta una luna psicodélica acurrucada en la espuma de la esponja. Acaba de caerse un vaso de vidrio y no me va a quedar otra que meter la mano en el agua enjabonada para cortarme las yemas con una de las astillas.
En un segundo, no bien termino de nacer ya estoy contrayendo alguna infección que borrará de la memoria de mis parientes los hechos más irrelevantes de mi vida. Se imprimen en mi córnea catálogos de actividades que no habré concluido, que nunca empezaré, que no quise contar. Me siento estrangular por un temor a desaparecer, bajo la irrefrenable guillotina de la memoria selectiva de mis parientes. Que sólo se acordarán de obras importantes. Quedará de mí el oscuro mito que inventé para hacerme olvidar. En verdad, seré lo oscuro y un pensamiento que se apaga. Se olvidarán de la tos, del colectivo, del desayuno solitario, de los enjambres de cables, de los libros inconclusos, del olor en mi memoria, del olivo y la retama, de tu ombligo, del colchón de abajo, del auto que choqué, del rastrojero, del árbol de la escuela, del congreso,  de atrás del galponcito, y del día en que salté más lejos que todos y nadie me vio.
Me pareció rozar con el blanco del ojo, una luz parecida al reflejo de un vidrio bajo el agua. Una vez trepé al puente La Noria y sentí que era el dueño del mundo.
Quedará sin cántaro la lluvia, quedará mi pie sobre la arena. Y no quedaré.

Entradas populares de este blog

Diario #2 - La experiencia artesanal

Mi vieja nos regaló una planta de tomates cherry. Tiene como ocho o nueve tomatitos verdes que van a madurar en el balcón y los vamos a comer. No alcanza para una ensalada, pero sí para darse cuenta de lo distinto que es el sabor de la fruta cultivada sin agroquímicos, a pura agua y sol. A lo sumo un té de ajo y jabón blanco para espantar pulgones y esas cosas. Pero claro que sabe distinto. La industria alimenticia nos fue quitando el sabor de las cosas. Las frutas y las verduras transgénicas crecen fuera de temporada, soportan plagas y pestes, se aguantan el invierno, maduran más rápido, tienen color parejo y andá a saber qué otras cosas, pero ¿y el gusto? Hay otra particularidad que la industria le robó a los vegetales: su capacidad para reproducirse. Ojo ahí: hay algo importante para reflexionar sobre las frutas estériles. Pero no nos adelantemos. Porque este es un diario de escritura. Quiero decir, de publicación, que es lo mismo.  Hubo en Londres un tipo que a mitad del siglo XX s

Levrero hipnotista

En lo que sería su última entrevista, grabada a principios de 2004, ocho meses antes de morir, Mario Levrero deja una serie de pautas o bases sobre su relación con la escritura y su concepción del arte. Allí afirma, entre otras consideraciones, que “el arte es crear una especie de máquina de hipnotizar a otra persona para transmitirle vivencias o experiencias anímicas que no se traducen en hechos perceptibles [1] ”. Leer a Levrero supone experimentar esa hipnosis, activar los mecanismos que el autor urdió para hacernos descender a otros niveles de consciencia. Indagar un poco en la naturaleza de ese artificio (valga el oxímoron) nos acerca al concepto de salud esbozado por Gilles Deleuze en La literatura y la vida .   La enfermedad –dice Deleuze– “no es proceso, sino detención del proceso”. Tomemos por caso la novelita Dejen todo en mis manos , cuyo protagonista y narrador, parodia del propio autor, acude a su editor de confianza para publicar una novela porque necesita dinero. Pid

Obrera

  . (Técnica mixta sobre opalina, 30x30) . 🍁 . Persiguiendo un sueño sin lugar voy a remontar el viento lejos de este laberito de fronteras . 🍁 . ❇(Ningún hormiguero es una monarquía. Fijense bien.)❇ Acá el proceso completo 🎥