Lo nuevo y valioso causa en uno la extrañeza suficiente como para parar las antenas y recibir todo su influjo y poder. Acaba de salir, acaso, una obra tan redonda como anudada que dio a luz la neurona enérgica de mi amigo y pariente Nicolás Blum.
La obra es impar (y también se llama así), pero me quedo con esta canción que le da sustento y profundidad al concepto del disco. Soporta como estructura invisible, inasible, del concepto de juego y mascarada, de sueño y sobrerrealismo en que se confunden la música visceral y la letra craneada, sopesada meticulosamente. Y me quedo también con la pregunta que me deja la obra: si alcanzan los versos para diluir un engaño o es que se compensa un engaño con otro.
Martingala (descargar)
Nicolás Blum
Amaneció
cubrió su cara con la almohada
tal vez creyó posible
que le guarde las palabras
Esta idea absurda del amor
era nuestro orgullo en plena batalla
no estaré en la mesa de hoy
como el arquetipo de tus desgracias
En este juego recibe mejor mano
quien pueda callar su dolor
no hay estrategias sin campos ni rey
sí martingalas de oscuro placer
no hay estrategias sin campos ni rey
sí martingalas.