Virgilio / Eneida
La sombra de Dido y su inmortal silencio, la maldición de la reina que recae sobre la futura enemistad entre Cartago y Roma, los dolores del viaje, los amigos perdidos, los trabajos piadosos, son el llanto de Eneas en el Averno. Y frente a eso, la voz del padre, el destino, la progenie, el camino a la nueva Edad de Oro. Viendo a Dido, Eneas no solo llora por amor. Llora también su deber, y esas lágrimas valen toda la gloria de Roma.

El héroe penetra en el mundo de donde nadie retorna, y el héroe vuelve. Eneas lleva consigo esa piedad, la transita, se sumerge en ella y hasta el fondo del mundo. Tal vez, a su regreso, el camino quede menos intransitable para los iniciados.