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Mostrando entradas de julio, 2011

Veo gente muerta

Cansado de escuchar lamentos sobre padres violentos, madres ausentes y madrastras asesinas, el Dr Malcom Crowe decidió retirarse de su profesión de caza-fantasmas-neuróticos y flotó hasta el campo en busca de paz. En el camino, se le apareció más gente muerta de la que podía soportar. Acudían a él por su consejo profesional, primero un espíritu de ojitos claros que quería recuperar a su novia Demi que se había hecho lesbiana con una medium negra llamada Whoopi después de una tremenda noche de trío en la que el invisible había quedado notablemente afuera de la fiestita. Más tarde se topó con un arcaico espectro que todavía intentaba comunicarse con su hijo homónimo. También un ectoplasma maniático llamado Gozer el Destructor quien por algún trauma misterioso odiaba los campamentos y acariciaba una miniatura del hombre de Michelín. Cuando el Dr. Crowe creyó haberse librado de todos los aparecidos y llegó finalmente a su rancho en el campo, la visión de una mujer lo conmovió un insta...

Anatomía del revés

Ya lo dijo el mitómano Barthes, que el strip-tease desexualiza a la mujer en el mismo momento en que la desnuda. El deseo es la forma, lo que da molde a la máscara. Después, solo hay vacío, o mejor dicho, solo hay un no delante de cada uno de los atributos que hasta recién me hacían saber vivo. Es adentrarse al acto de supresión, al countdown, al porno atomizador. Detrás del microscopio solo hay espacio exterior. Zoom (escuchar) Gustavo Cerati (1995) Quiero un zoom anatómico, Quiero el fin del secreto, Entre tus labios de plata Y mi acero inolvidable Quiero un loop protagónico. Pruébame y verás que todos somos adictos A estos fuegos de artificio. Voy a hacerte un macro porno intenso, Lo que seduce nunca suele estar Donde se piensa. Zoom Por aqui ya estuve, Te largas a reir. Tus comisuras Dame un zoom Luz, cámara y acción.

La mirada oblicua

Concebidos como marcas limítrofes, los colores (o tipografías, depende la edición) en La Historia Interminable de Michael Ende no dejan de ser redundancias. Es que el libro que B.B.B. robó de la tienda de K.K.K., ya aparece pintado en rojo y verde alternativamente. Y al menos tres niveles, como la cámara multiplano de Walt Disney, empiezan a darle al libro la profundidad metaliteraria que reclama su mismo argumento. Pero, como toda marca textual, se queda corta, son dos colores pero tres niveles, que podríamos elevar al cuadrado si representamos al lector del lector, al personaje del personaje y al mismo libro que está en mis manos y en las manos de Bastián. Puesta en abismo, superposición de espejos, o lo que sea. Otros paratextos de esta obra son de similar calibre, las letras capitales que van de la A a la Z, los nombres de los personajes, el Aúryn de la portada. ¿Pero de qué color debería ser la letra de los capítulos en que B.B.B. camina por Fantasía como un demiurgo terrible? ...

Y gran elenco

Muchas editoriales suelen incluir en sus libros un extracto del catálogo. Por lo general, bajo el título de "Otras obras de la colección" o barbaridades semejantes. Se impone como recurso comercial, como anzuelo al final de la carnada. Sin embargo, una vez pasado de moda el catálogo, lo que queda es un sumario de perfectos desconocidos que poco o nada guardan en común con la obra que uno acaba de leer. Es ahí donde me pregunto si sería posible hacer justicia eligiendo mejor las obras que integren esa nómina, si sería viable adornar la contratapa del ejemplar con una buena red de intertextos, un cuadro genealógico, un rizoma literario. Quedará el objeto libro, como le llaman, con ese feo decorado que mezcla nombres contemporáneos como si les hiciera un favor al mostrarlos todos juntos. Pasarán las décadas y el siglo, y esos nombres habrán permanecido involuntariamente desposados.