Domine-moi

Ella es todo lo que no se supone. Yo, Narciso en jaque mate. 
No son espejos sus ojos felinos, sino abismos de lo otro. Algo imposible de poseer –valga infinitas veces la aliteración–, que me hace inevitablemente suyo. Con total ineptitud trato de seguir mi guión, mi propia lectura del esquema. Pero ella vino para cambiarlo todo, para infectar el sentido con un universo completamente ajeno y despreciable. 
Abre sus piernas de alienígena y no deseo otra cosa que una cadena en mi cuello para ser ganzúa sujeta a su llavero. ¡Domine-moi! Cubre su desnudez con criaturas muertas y quiero ser la piel que adorna su cuello imperfecto. ¡Domine-moi! 
El amor no existe. Mi guión revela huecos semánticos. La Venus no vino a llenar de sentido el texto. Vino a instalar madrigueras, agujeros inéditos, mazmorras nuevas donde habitaré impaciente esperando que su boca de trufa vuelva a pronunciar mi nombre.

La Vénus à la fourrure, Roman Polanski, 2013

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