Taller de marcos I

El marco de una obra no es sólo contexto. Es también señalación, es foco, es paratexto. Dice esto es, esto no es. Suelo prestar mucha atención a esos cuadros en los que la pintura desborda hasta la madera. Muchas veces, parece que el borde de la tela (lo que ya no es la obra) constituye otro producto: algo que busca mi lectura a espaldas de la intención del autor. 

Cuando el soporte es parte del discurso, cuando el marco es una nueva voluptuosidad, descubro que la comunicación entre el sentido y el fundamento no es una línea gruesa, ni una escala de grises, es un fluido inesperado.

Claudio Dinzelbacher enmarca un desnudo en una espesa maraña de joyas, texturas y objetos. Un guiso aterciopelado de rojo, cosas que brillan, cosas que se mueven y encierran, como un diafragma o un esfìnter, la otra obra.

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