Humor Vítreo


Cataratas en los ojos. Otro signo inequívoco de nuestra condición espacial y geográfica. Supone un deslumbramiento, una pérdida de transparencia y un barrido de las tonalidades hacia el color amarillo. Al mismo tiempo, denota caudales y desniveles.   

Mirar es hacer entrar luz por los agujeros más altos de la cara. Volverse recipiente, como siempre, de todo lo que puedan acaparar esas esferas adheridas a un manojo de nervios. 

Pero un accidente geográfico, un desnivel territorial, ha producido en mí un humor caudaloso. Cae formando esta cortina que protege la caverna. Ahí me refugio de las luces exteriores, del borde de las cosas, de la nitidez exacerbada. Recurro al borramiento, al impresionismo, me pongo bizco y estoy a salvo de lo otro.  

Aunque a veces (muchas veces) quisiera comprobar que existen delgadas líneas negras bordeando la geometría de las cosas, como en un dibujo animado. Por momentos necesito trazos gruesos, como la piel de Vilma Picapiedra.   

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