Ruido Blanco

(Con su permiso, Sagan)

Fiel al despropósito de estar sola en el mundo, Eleanor pone toda su atención al silencio. Casi como por fuerza de su propia voluntad, resulta que hay ruido allá fuera. Como si al cerrar los ojos, comprimiendo con párpados pesados el poco mundo que la rodea, fuese capaz de dar vida en el vacío. Y eso que viaja desde el extremo cóncavo de una galaxia no es sino el mensaje de la niña que volvió la frente a las estrellas para dejar de oír el canturreo inhóspito de los sapos y los grillos. Se ha encontrado una cigarra en la nada y la ha hecho suya, como si no lo fuese (suya, digo), como si no fuese su ceño fruncido el demiurgo de toda vida extraterrestre.


Contact, Robert Zemeckis, 1997 

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