Nescafé

Tenía la obsesión de que el café instantáneo le quedara bien espumoso y la implacable convicción de que un hombre sin obsesiones no sabe lo que es el amor. Por eso, cada vez que sentía olor a café pensaba en ella y en las ganas de espumarla que tenía. Tanto se obstinó después en tratar de olvidarla, que desde entonces sólo toma té con limón o más bien una limonadita tibia oscurecida con gotitas de té. A veces lo sigue inquietando el sabor amargo de las semillas en el fondo de la taza.

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