Has bailado con el diablo a la luz de la luna

En la ciudad de las gárgolas y las cúpulas hay una marginalidad exquisita. Es la de los bellamente desquiciados, criaturas oblicuas que se definen por un puñado de rasgos en común, a saber, doble identidad, alguna máscara, un resentimiento eterno y la necesidad compulsiva de hacer algo con esa otra mayoría de la población: la que se reduplica a sí misma cada día, gente decolorada y de fondo, personajes apenas bocetados cuyas muecas nunca están del todo trazadas, salvo para el encuentro con los esquizos góticos. La Ley es el límite infranqueable que divide una sociedad en las proporciones de un iceberg: ocho novenas partes hundidas en lo indefinido y una fracción que, a flote, se enfrenta a sí misma para saberse existente, competitiva y autosuficiente.



Batman, Tim Burton, 1989 

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