Un juguete para niños

No es que se haya desayunado que no hay propósito para su existencia, es que ser peón de ajedrez en un tablero de damas le resulta insoportable. Quijotea ansioso su sueño de guardián espacial, pero ya es un sueño vacío, y el que se ha sentado a jugar trae dados en su mano.
Lightyear grita que deberían ser sesenta y cuatro baldosas y no un centenar y que con dados no se juega. Pero apenas alcanza a ver al homúnculo (qué Dios detrás de Dios) que tensiona el brazo hacia atrás con el dado en el puño, y lo suelta como látigo para (la Trama empieza) incrustarlo entre su ojo amoratado y su casco astronáutico.




Toy Story, John Lasseter, 1995

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